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Planeta en Verde
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90 días de fuego en Bolivia: incendios sin tregua en Santa Cruz

Pese a los esfuerzos nacionales e internacionales, la crisis se agudiza y las comunidades indígenas alzan la voz exigiendo respuestas inmediatas.

90 días de fuego en Bolivia: incendios sin tregua en Santa Cruz
90 días de fuego en Bolivia: incendios sin tregua en Santa Cruz

Los incendios en el departamento de Santa Cruz ya cumplen 90 días, y las cifras son alarmantes. Según los informes, al menos 39 focos siguen activos, afectando gravemente a la región oriental del país. Se estima que el fuego ha consumido unas cuatro millones de hectáreas a nivel nacional, siendo el departamento cruceño el más perjudicado con más de tres millones de hectáreas arrasadas.

El municipio de Concepción, uno de los más afectados, enfrenta una situación crítica. Rubén Sánchez, representante de Control Social, declaró al medio local Unitel que hay unas 300 comunidades golpeadas por el fuego. Entre las zonas más afectadas se encuentran Palmarito, Monte Verde y Candelaria, donde ya se han perdido más de 300,000 hectáreas. Las autoridades locales siguen exigiendo mayor apoyo en maquinaria, personal y recursos para poder enfrentar el desastre.

La impotencia ante la magnitud de los incendios ha movilizado a las comunidades indígenas. Un grupo de manifestantes del municipio de Pailón recorrió 55 kilómetros en una caminata de cinco días, llegando a Santa Cruz de la Sierra este lunes para exigir acciones más efectivas. Su principal reclamo es la protección de la vida, no solo de las comunidades afectadas, sino también de la fauna y flora que han sido devastadas por el fuego.

Marcial Fabricano, líder histórico de los pueblos indígenas del oriente boliviano, expresó su frustración: “Esta marcha es por la defensa de la vida, de todas las vidas que han sido destruidas por el fuego. Vivimos en un Estado que no se ha preocupado por proteger a nadie”, declaró a la agencia EFE.

A mediados de septiembre, el gobierno boliviano declaró el estado de emergencia nacional, facilitando la llegada de brigadas internacionales para ayudar a controlar los incendios. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos conjuntos, los incendios siguen fuera de control. Operaciones aéreas con dos grandes aeronaves y tres helicópteros han sido desplegadas en la región, utilizando equipos como el avión cisterna Electra Tanker y el helicóptero Airbus BK 117 D3. Según el presidente Luis Arce, estos aviones descargan más de 30,000 litros de agua por día en las zonas afectadas.

A pesar de estos esfuerzos, la respuesta ha sido insuficiente. Líderes opositores y activistas denuncian la falta de recursos y personal adecuado para combatir los incendios. La asambleísta Paola Aguirre lamentó la retirada de bomberos por problemas presupuestarios, mientras que Carlos Yabeta, subgobernador de Ñuflo de Chaves, criticó la falta de herramientas adecuadas para los brigadistas que intentan contener las llamas. Muchos voluntarios han tenido que retirarse debido a problemas de salud derivados del trabajo en condiciones extremas.

Mientras tanto, la ciudad de Santa Cruz de la Sierra sufre las consecuencias de los incendios. La calidad del aire se ha mantenido en niveles peligrosos durante casi un mes, afectando gravemente a la población. El Índice de Calidad del Aire (ICA) llegó a 206 este lunes, clasificándose como "muy malo". Aunque algunas lluvias recientes lograron reducir temporalmente la humareda, esta volvió a invadir la ciudad después de un fin de semana de celebraciones por el aniversario departamental, donde incluso se lanzaron fuegos artificiales en medio de la crisis.

Las zonas rurales cercanas a los incendios viven una situación aún más compleja. Varias comunidades han suspendido las clases presenciales y se han visto obligadas a evacuar ante el riesgo de enfermedades respiratorias provocadas por la alta contaminación.

A pesar de los esfuerzos nacionales e internacionales, los incendios en Bolivia, particularmente en Santa Cruz, continúan siendo una amenaza incontrolable. Las comunidades afectadas, los líderes indígenas y los activistas no solo luchan contra el fuego, sino también por obtener una respuesta más efectiva del gobierno. La crisis ambiental y humanitaria que vive el país exige medidas urgentes para mitigar el impacto de esta devastación que ya ha cobrado millones de vidas, tanto humanas como animales.