América Latina es la región más peligrosa para los defensores ambientales
Tres de cada cuatro asesinatos a activistas ambientales suceden en Latinoamérica.
En la actualidad, el cambio climático se erige como la mayor crisis global, avanzando con rapidez y desatando consecuencias devastadoras como desastres naturales más frecuentes, inseguridad alimentaria y perturbaciones económicas significativas. Este escenario urgente exige respuestas inmediatas y efectivas.
Los defensores y activistas medioambientales juegan un papel crucial en esta batalla, protegiendo de forma pacífica tierras, recursos hídricos, fauna y flora. Sin embargo, el aumento de la crisis climática ha conllevado un alarmante incremento de la violencia contra estos defensores, como evidencian los 1733 asesinatos registrados en la última década, equivalente a una vida perdida cada dos días.
Recientes investigaciones revelan que los ataques mortales contra activistas ambientales no conocen fronteras, extendiéndose desde América Latina hasta lugares tan diversos como Canadá, India, Filipinas y Kenia. Los más afectados suelen ser indígenas, afrodescendientes y pequeños agricultores, quienes enfrentan la explotación desmedida de recursos naturales por parte de actores criminales y empresas.
América Latina se destaca como la región más peligrosa para los defensores del medio ambiente, concentrando más del 80% de la biodiversidad mundial, pero enfrentando serias deficiencias en capacidad estatal e institucional. Esta combinación ha resultado en la pérdida alarmante de cobertura vegetal y en que tres de cada cuatro asesinatos de líderes ambientales a nivel global ocurran en la región.
Los responsables de estos crímenes van desde grupos del crimen organizado hasta sicarios contratados por industrias agroindustriales y mineras. Esta situación se ve agravada por la corrupción, donde empresas extranjeras sobornan a autoridades locales para silenciar a los activistas mediante amenazas y persecuciones judiciales.
A pesar de algunos avances legales, como la condena en Honduras por el asesinato de la activista Berta Cáceres, y la posible ratificación del Acuerdo de Escazú en América Latina, la protección de los recursos naturales y de quienes los defienden sigue siendo una prioridad crítica. La sociedad civil y los gobiernos deben unir esfuerzos para enfrentar esta crisis, asegurando un futuro sostenible para todos.
Mientras la lucha por mitigar el cambio climático continúa, la protección de los defensores ambientales emerge como un componente vital para preservar la vida en nuestro planeta.