Los incendios devastan América del Sur en récord histórico de fuego
La peor sequía en décadas y prácticas humanas alimentan el desastre
América del Sur se enfrenta a una de las peores crisis ambientales de su historia reciente, con incendios que arrasan vastas áreas de su territorio. Hasta el 12 de septiembre de 2024, ya se han registrado 350.730 incendios en la región, según el Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) de Brasil. Esta cifra supera el récord previo de 2007, con 345.322 focos de fuego. Los factores detrás de esta devastación incluyen la deforestación, las prácticas agrícolas insostenibles y los efectos cada vez más intensos del cambio climático.
El corazón de Brasil, antes repleto de humedales, ahora se ha convertido en un escenario de desolación. El humo denso de miles de incendios cubre el sureste del país, llegando incluso a las áreas urbanas. Las condiciones cálidas y secas, impulsadas por la peor sequía registrada en el 59% del territorio brasileño, están acelerando la propagación de los incendios, según el Centro de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales de Brasil.
Bolivia, Perú, Argentina y Paraguay también han visto aumentar los incendios, con miles de hectáreas perdidas en los últimos meses. Aunque algunos incendios ocurren naturalmente, la mayoría es resultado de actividades humanas, como la quema de tierras para uso agrícola, exacerbando la crisis ecológica. Esta combinación de prácticas humanas y condiciones climáticas extremas ha convertido a la región en un verdadero polvorín.
El cambio climático está jugando un papel crucial en la expansión de los incendios. Según los científicos, las olas de calor y la prolongada falta de lluvias han creado un ambiente perfecto para que el fuego se propague de manera rápida e incontrolada. Los ecosistemas afectados tardarán décadas en recuperarse, y la fauna y flora local están en grave peligro de extinción.
Aunque los incendios más severos se concentran actualmente en Brasil y Bolivia, otros países como Venezuela, Guyana y Colombia ya han experimentado intensos brotes a principios de año, los cuales contribuyeron al alarmante récord. Las autoridades enfrentan un desafío monumental para combatir el fuego y evitar más daños en la biodiversidad y los medios de vida de las comunidades afectadas.
La magnitud de esta catástrofe subraya la urgencia de adoptar medidas más rigurosas para mitigar los efectos del cambio climático y controlar las prácticas agrícolas que continúan degradando los ecosistemas. América del Sur está en llamas, y las acciones a tomar en los próximos meses serán cruciales para evitar futuros desastres de igual o mayor magnitud.