Cada semana ingerimos cinco gramos de plástico sin saberlo
Consumimos microplásticos a través de alimentos y agua potable, lo que representa un grave riesgo para nuestra salud.
Cada semana, sin saberlo, ingerimos hasta cinco gramos de plástico, lo que equivale al peso de una tarjeta de crédito. Esta alarmante cifra fue revelada por un estudio de la Universidad de Newcastle, Australia, encargado por WWF, que analizó 52 investigaciones sobre microplásticos. Estos pequeños fragmentos, de menos de cinco milímetros, están presentes en alimentos, agua y productos cotidianos, y representan un riesgo tanto para el medio ambiente como para nuestra salud.
El estudio revela que una persona puede consumir hasta 1,769 partículas de microplástico a la semana solo a través del agua, mientras que la sal de mesa aporta unas 2,000 partículas anuales. Las fibras plásticas están presentes en el 83% de las muestras de agua potable en todo el mundo, siendo Estados Unidos el país con mayor contaminación (94%). Los océanos reciben más de 8 millones de toneladas de plástico al año, lo que agrava la contaminación marina.
Los microplásticos no solo provienen de productos cosméticos como exfoliantes, sino también de la descomposición de envases y textiles. En México, se ha prohibido recientemente el uso de microplásticos en productos cosméticos. No obstante, el problema persiste en envases de alimentos, donde el plástico se transfiere a los productos que consumimos, lo que agrava la exposición a sustancias nocivas como el bisfenol A, un disruptor endocrino.
El impacto de los microplásticos en el cuerpo humano aún se está estudiando, pero se ha encontrado plástico en las heces de personas en varios países, lo que confirma la exposición constante. Mientras algunos países han comenzado a prohibir los plásticos desechables, la presencia acumulada de estos materiales en el medio ambiente será un problema por siglos, afectando tanto a la fauna marina como a los seres humanos.
Es urgente que gobiernos y empresas tomen medidas para reducir el uso de plásticos y buscar alternativas sostenibles. La contaminación plástica no solo afecta nuestros océanos, sino que está dentro de nuestros cuerpos. La acción colectiva es esencial para mitigar los daños y proteger tanto al planeta como a nuestra salud.