¿Es la desalinización del agua la clave para la crisis hídrica?
A pesar de las prometedoras tecnologías, la desalinización enfrenta desafíos para su implementación a gran escala.
La crisis hídrica que enfrenta el mundo actualmente ha suscitado preguntas desconcertantes sobre la aparente paradoja entre la abundancia de agua en nuestro planeta y el desafío hídrico. A pesar de que aproximadamente el sesenta por ciento de la superficie terrestre está cubierto por agua, la mayor parte de este recurso vital es salada y se encuentra en los océanos. En este contexto podríamos cuestionarnos, si existen tecnologías de desalinización, ¿por qué no podemos abordar la problemática hídrica?
La destilación térmica es un método fundamental de desalinización que opera mediante el principio de evaporación y condensación. En este proceso, el agua de mar se calienta, provocando la evaporación del agua pura, que luego se condensa para formar agua destilada. La sal y otras impurezas quedan atrás en el agua de mar original, separándose del vapor de agua durante el proceso de evaporación. Su desventaja radica en su alto consumo energético, ya que la generación de calor para la evaporación requiere una cantidad significativa de electricidad.
Otro método es la osmosis inversa. En España es utilizado por las 765 plantas desaladoras ubicadas principalmente en la costa mediterránea. Estas plantas actúan como "grandes fábricas de agua". Sin embargo, el gasto energético asociado a las desaladoras y la necesidad de situarlas cerca del mar para evitar costos elevados de bombeo limitan su aplicabilidad a nivel nacional.
Sin embargo, a pesar de los avances tecnológicos en la desalinización, persisten desafíos significativos. La energía requerida para llevar a cabo estos procesos a gran escala es uno de los mayores obstáculos, ya que la desalinización es intensiva en términos de consumo energético. Esto ha llevado a un dilema, ya que la producción masiva de agua desalinizada a menudo implica un aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero, exacerbando los problemas ambientales.
La crisis hídrica no se debe únicamente a la falta de tecnologías de desalinización eficientes, sino también a factores como la distribución desigual de recursos hídricos, la mala gestión del agua y el crecimiento poblacional. Además, la infraestructura necesaria para implementar sistemas de desalinización a gran escala requiere inversiones significativas.