Ciudades esponja: un innovador método para enfrentar los desafíos hídricos urbanos

En un contexto marcado por la creciente influencia del cambio climático, surge un concepto innovador para enfrentar los fenómenos meteorológicos extremos: las ciudades esponja. Estas urbes, sensibles al agua, tienen la capacidad de retener, limpiar e infiltrar el agua mediante soluciones basadas en la naturaleza, según el Observatorio de Innovación para Ciudades Sostenibles (OICS), respaldado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Múltiples metrópolis alrededor del mundo están adoptando este enfoque y convirtiéndose en ejemplos destacados en la implementación de ciudades esponja. En China, por ejemplo, Pekín ha desarrollado una zona de 150 hectáreas diseñada para absorber agua de lluvia y prevenir tragedias como las inundaciones de 2012, que causaron la muerte de unas 80 personas. Además de Pekín, ciudades como Shanghái, Zhoushan, Suzhou y Xi'an han sido objeto de intervenciones urbanas similares.

Jinhua, ubicada a unos 350 kilómetros de Shanghái, se destaca por sus construcciones que siguen los principios de las ciudades esponja, con enormes parques que incluyen pasarelas suspendidas y suelos inundables. Este enfoque está estrechamente ligado al trabajo del arquitecto chino Kongjian Yu, reconocido a nivel mundial como uno de los principales impulsores de las ciudades esponja.

Fuera de China, ciudades como Nueva York y California en Estados Unidos están implementando estrategias similares. Nueva York, por ejemplo, ha creado un parque inundable frente al mar, mientras que California está construyendo espacios verdes para captar el agua de lluvia. Capitales europeas como Berlín y Copenhague también están adoptando medidas de drenaje pasivo del agua, al igual que Bangkok en Tailandia y Canberra en Australia, esta última conocida por sus "ciudades sensibles al agua".

Las ciudades esponja representan una solución innovadora y prometedora para enfrentar no solo inundaciones, sino también otras amenazas climáticas como las olas de calor, gracias a su enfoque en el uso de zonas verdes y la gestión inteligente del agua. Con la adopción de estos conceptos, las urbes están preparándose para un futuro de extremos climáticos con mayor resiliencia y sostenibilidad.