Reducir el consumo de carne disminuiría el 10% del gasto de agua mundial
Sustituir el 50% de la carne y lácteos que consumimos por frutas y verduras tendría un impacto significativo en el medio ambiente.
Un estudio llevado a cabo por el Instituto Internacional de Sistemas Aplicados de Viena (IIASA), en colaboración con el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y la agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), señala que la sustitución del 50% de la carne y los lácteos de origen animal en la dieta por frutas y verduras antes de 2050 podría tener un impacto sumamente positivo en el medioambiente.
Actualmente, la producción de alimentos es responsable de aproximadamente un cuarto a un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo, y gran parte de estas emisiones se derivan del uso de tierras para la ganadería y la alimentación del ganado.
Los investigadores del estudio consideraron diversos escenarios de sustitución de consumo de carne de res, cerdo y pollo, así como de productos lácteos de origen animal, por alternativas vegetales. En sus modelos, se aseguraron de que las opciones vegetales fueran nutricionalmente equivalentes a los productos proteicos de origen animal que estaban reemplazando.
Las conclusiones del estudio indican que un escenario en el que se reemplace el 50% de los alimentos de origen animal con opciones vegetales podría reducir de manera significativa los crecientes impactos del sistema alimentario en el entorno natural para 2050, en comparación con el año 2020.
Algunos de los efectos notables incluyen:
- Una disminución del 12% en la superficie agrícola mundial en 2050 en lugar de un aumento, que es la tendencia actual.
- La detención de la pérdida de ecosistemas y biodiversidad.
- Una reducción del 10% en el consumo de agua a nivel mundial en comparación con 2020.
- Una disminución del 31% en las emisiones asociadas al sistema alimentario.
También se podría lograr un impacto positivo en la restauración de ecosistemas, ya que la reforestación de tierras potencialmente liberadas de la actividad ganadera podría contribuir al cumplimiento del 25% de los objetivos mundiales de restauración ambiental para 2030.
La transición hacia una dieta más sostenible puede desempeñar un papel crucial en la búsqueda de soluciones efectivas y sostenibles para proteger nuestro entorno natural.