El desperdicio de alimentos y su impacto medioambiental
El desperdicio de alimentos es responsable del 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
De acuerdo con un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en países como España se desperdician casi 8 millones de toneladas de alimentos cada año. Según datos de la empresa Too Good To Go (TGTG), este derroche no solo implica una pérdida de recursos, sino que también es responsable de hasta el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
A nivel mundial, esta cifra asciende a más de 2,500 millones de toneladas anuales, equivalente a más de 79 toneladas por segundo. Lo que implica una importante fuente de contaminación para el calentamiento global.
Marie Lindström, directora de TGTG en España, subrayó que cuando se desperdicia un alimento, se están descartando también los recursos empleados en su producción, como el agua, la tierra y la energía. Las causas de este desperdicio alimentario se encuentran en la forma en que planificamos nuestras compras, organizamos y almacenamos los alimentos, y los preparamos y cocinamos.
Según el análisis presentado, un 81% de las personas compra alimentos basándose en su aspecto, un 49% se deja llevar por las ofertas, y un 26% compra por impulso. Además, un 43% no dedica tiempo a organizar la despensa y la nevera, y casi un 50% carece de información sobre la conservación óptima de los alimentos.
También, el informe puntualizó que es importante aclarar la diferencia entre la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente. Mientras que la fecha de caducidad indica cuándo un alimento ya no es seguro para el consumo, la fecha de consumo preferente señala hasta qué punto el alimento conserva la calidad esperada, aunque se pueda consumir después de esa fecha.
Para abordar este problema, se han compartido trucos sencillos durante la presentación del informe, como etiquetar los alimentos y ordenarlos en la despensa conforme a su caducidad, además de limitar las compras a lo sumamente necesario. Con conciencia y cambios en nuestros hábitos, podemos contribuir a reducir este grave problema de desperdicio de alimentos.