Criptomonedas y su impacto en el ambiente
El gasto energético de criptomonedas como bitcoin, ethereum y dogecoin, entre otras, equivale al consumo energético anual de países pequeños como Malasia o Suecia.
En esencia, la economía circular rechaza el enfoque de tomar, hacer y desperdiciar, a favor de mantener los productos y recursos en uso durante el mayor tiempo posible. Ejemplo de esto ha sido el debate sobre el gasto energético que generan las criptomonedas, pues se vio que a pesar de ser digitales, este tipo de divisas resultan ofensivas para el medio ambiente.
De acuerdo con un reporte de la Universidad de Cambridge sobre el Índice de Consumo Eléctrico del Bitcoin (CBECI), si el bitcoin fuera un país, estaría entre los 30 países que utilizan más energía del mundo, por encima de Argentina y Suiza.
Este nuevo régimen financiero tiene un costo energético conocido como minning, el cual es equivalente al consumo energético anual de países pequeños como Malasia o Suecia.
Consideradas todavía como una nueva tendencia tecnológica, aún no hay regulaciones claras sobre las criptomonedas. Por lo que, la urgente regulación que existe en algunos países está enfocada aún al sistema financiero y sus transacciones, más no en el CO2 que generan a través de su consumo energético.
Si echamos un vistazo a los nuevos modelos económicos que, a la fecha, buscan soluciones para abordar desafíos mundiales –como el calentamiento global-, podemos vislumbrar el impacto negativo al ambiente que sectores, como el de las criptomonedas, juegan en la economía circular.