
EE.UU. busca liderar la minería submarina pese a preocupaciones ambientales
Estados Unidos impulsa la minería submarina para extraer minerales estratégicos, pese a los riesgos ambientales señalados en la Conferencia de los Océanos de la ONU.

En un movimiento que ha generado reacciones encontradas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva para acelerar la explotación minera en el fondo del océano. Esta iniciativa tiene como objetivo asegurar minerales estratégicos —como níquel, cobalto, cobre y tierras raras— considerados esenciales para la industria tecnológica. Con esta acción, Washington busca reducir su dependencia de proveedores extranjeros, especialmente en un sector dominado actualmente por China.
La Casa Blanca subrayó que el país posee derechos sobre una de las áreas oceánicas más extensas del mundo, y que aprovechar sus recursos es vital para fortalecer la economía nacional y garantizar su futuro energético. La orden contempla facilitar permisos, otorgar préstamos y financiar proyectos de empresas interesadas en estas operaciones mineras submarinas.
La minería en aguas profundas se realiza mediante maquinaria pesada que extrae módulos polimetálicos del lecho marino y los transporta a la superficie. Estos nódulos contienen minerales clave para la fabricación de dispositivos electrónicos y vehículos eléctricos. Sin embargo, la técnica genera columnas de sedimento que alteran el ecosistema marino de manera significativa, afectando organismos que tardan siglos en desarrollarse.
Organizaciones científicas y ambientalistas han alertado sobre el impacto ecológico de esta práctica. Además del daño a hábitats profundos, se teme por la seguridad alimentaria de comunidades costeras y la posible extinción de especies aún no descubiertas. La preocupación se intensifica ante la falta de estudios suficientes sobre los fondos marinos y su biodiversidad.
Este debate cobra especial relevancia durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, que concluye este 13 de junio en Niza, Francia. Uno de los temas centrales es precisamente la minería submarina, considerada junto con la contaminación plástica y la sobrepesca como una de las mayores amenazas para los océanos. En este espacio se discutirá si se debe limitar o prohibir la expansión de esta industria a escala internacional.