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Minería submarina en México: Un desastre ambiental en puerta

Aunque fue rechazado dos veces debido al impacto ambiental, mineras continúan considerando el proyecto “Don Diego”.

Minería submarina en México: Un desastre ambiental en puerta
Minería submarina en México: Un desastre ambiental en puerta

En un ambicioso proyecto, la compañía Exploraciones Oceánicas ha presentado su propuesta para llevar a cabo el dragado de arenas fosfáticas negras en el yacimiento de don Diego, ubicado a 19 kilómetros de la costa de Baja California Sur. Esta iniciativa, que se extendería por 50 años, tiene como objetivo extraer millones de toneladas de arena fosfática del fondo marino.

Este plan, de ser aprobado, sería la primera mina de fosfato en su tipo en esa región. Sin embargo, la falta de precedentes en este tipo de proyectos genera incertidumbre en cuanto a los posibles daños ambientales y las medidas necesarias para minimizarlos. Se teme que la recolección de arena fosfática del mar y la deposición de residuos en el mismo generaría sedimentos que podrían bloquear la luz, afectando así la fotosíntesis marina.

Además, el Golfo de Ulloa, conocido por su alta productividad y biodiversidad, alberga especies protegidas como la tortuga caguama, la ballena gris, la ballena jorobada y el cachalote. Los expertos advierten que el ruido generado por el proyecto podría causar el desplazamiento de estos animales y un cambio drástico en su comportamiento.

 

 

Cabe destacar que la Secretaría de Medio Ambiente (SEMARNAT) ya había negado en dos ocasiones la autorización ambiental para el yacimiento "Don Diego", en los años 2016 y 2018. Ante la negativa, la empresa Odyssey Marine Exploration demandó al Gobierno de México en junio de 2019 por la exorbitante suma de 3 mil 540 millones de dólares estadounidenses. 

Por su parte, en la Manifestación de Impacto Ambiental del proyectó, se aseguró que el material a extraer no tenía "características de toxicidad al ecosistema". La empresa ofreció implementar "paradas ecológicas" para permitir el libre tránsito de las ballenas con sus crías, además de nombrar a Pemex Fertilizantes como un potencial comprador para utilizar el producto en la producción de fertilizantes fosfatados destinados a la agricultura. 

Asimismo, aunque se propuso un acuerdo con los pescadores para que se les otorgue una compensación económica por no pescar, las personas que habitan esta zona se oponen al proyecto y aseguran seguir en resistencia para evitar una tragedia ecológica de gran impacto. Pues, durante el periodo de exploración de este proyecto, aparecieron muertas varias especies.

La autorización ambiental fue negada principalmente debido a las posibles afectaciones a langostas, ballenas y tortugas marinas migrantes. A pesar de ello, la concesión aún sigue vigente  y entre el 10 y el 28 de julio se están llevando a cabo múltiples reuniones del Consejo y de la International Seabed Authority (ISA) en Kingston, Jamaica, para discutir la hoja de ruta de la normativa y los procedimientos necesarios para explotar los yacimientos minerales en los fondos marinos.

Varios países, entre ellos Suiza, Irlanda, Canadá, Ecuador y Costa Rica, han mostrado su rechazo a este proyecto. Mientras tanto, México sigue retrasando su decisión al respecto, esperando más información que permita evaluar las verdaderas consecuencias de aprobar una iniciativa de esta magnitud.

La propuesta de dragar el Golfo de Ulloa plantea una serie de interrogantes y preocupaciones ambientales, pues si bien se desconoce el impacto real en la biodiversidad marina de la región, se está casi seguros que aprobar este proyecto puede representar uno de los mayores desastres ambientales para México y para el mundo.