
La alta demanda de matcha amenaza ecosistemas agrícolas
El crecimiento exponencial del consumo de matcha está generando consecuencias ambientales preocupantes en su producción y distribución global.

El auge global del matcha, impulsado por su reputación como bebida saludable y su presencia en redes sociales, ha generado preocupaciones ambientales significativas. Entre 2010 y 2023, la producción de matcha en Japón se triplicó, alcanzando 4,176 toneladas, con más de la mitad destinada a la exportación . Esta creciente demanda ha provocado escasez en regiones como Uji, cerca de Kioto, donde productores tradicionales han agotado sus existencias durante meses
A pesar de que el matcha presenta una huella hídrica y de carbono menor que la del café (requiere aproximadamente 8,856 litros de agua y emite 1.9 kg de CO₂ por kilogramo producido, en comparación con los 19,000 litros y 15.3 kg de CO₂ del café), su cultivo intensivo plantea desafíos ambientales. La expansión de monocultivos y el uso excesivo de fertilizantes químicos han llevado a la degradación del suelo y la contaminación de fuentes hídricas en áreas productoras.
Además, la creciente demanda internacional ha incentivado prácticas agrícolas menos sostenibles fuera de Japón, donde la regulación es menos estricta. Esto incluye el uso de pesticidas y fertilizantes que afectan la biodiversidad local y la salud de los ecosistemas . La presión por aumentar la producción también ha generado tensiones en el uso de la tierra, desplazando otros cultivos y afectando la seguridad alimentaria en algunas regiones.
El transporte internacional del matcha contribuye adicionalmente a su huella ecológica. La distribución desde Japón hacia mercados en Estados Unidos, Europa y Australia implica emisiones significativas de carbono, exacerbando el impacto ambiental de esta bebida . Aunque algunas marcas están adoptando prácticas más sostenibles, como el uso de energías renovables y envases biodegradables, estos esfuerzos aún no son generalizados.
Para mitigar estos impactos, es esencial que los consumidores opten por matcha de origen certificado y producido bajo prácticas agrícolas sostenibles. Asimismo, fomentar políticas que apoyen a pequeños productores y promuevan métodos de cultivo respetuosos con el medio ambiente puede contribuir a equilibrar la popularidad del matcha con la necesidad de preservar nuestros ecosistemas.