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Planeta en Verde
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La yuca ofrece una alternativa al plástico contaminante

Los microplásticos se han infiltrado en el ambiente y el cuerpo humano; por ello han surgido alternativas verdaderamente biodegradables a las bolsas plásticas convencionales.

La yuca ofrece una alternativa al plástico contaminante
La yuca ofrece una alternativa al plástico contaminante

La contaminación por microplásticos se ha convertido en una amenaza silenciosa pero extendida, que impacta gravemente en los ecosistemas, la alimentación y la salud de las personas. Estas partículas diminutas, derivadas de la descomposición del plástico, están presentes en casi todos los rincones del planeta: desde los océanos hasta el aire que respiramos y el agua que bebemos. Esta crisis, muchas veces subestimada, requiere una respuesta global y urgente.

Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se calcula que entre 75 y 199 millones de toneladas de plástico se encuentran actualmente en los mares. Por su parte, un estudio de la Universidad de Kyushu revela que en las capas superiores de los océanos flotan cerca de 24,4 billones de partículas de microplástico. Estos residuos, al fragmentarse aún más, penetran en organismos vivos y ya han sido detectados en fluidos humanos como la sangre y la leche materna.

 

 

Aunque han surgido opciones consideradas más amigables con el ambiente, como los plásticos biodegradables o compostables, su efectividad es cuestionable. Gerardo Sanchez, CEO de Benat Eco, señala que “durante años pensamos que los materiales compostables eran la solución, pero hoy sabemos que muchos de ellos también generan microplásticos”. Explica que estos productos solo se degradan completamente bajo condiciones muy específicas, que no se encuentran en la naturaleza.

En este contexto, Benat Eco ha desarrollado una tecnología basada en almidón de yuca para crear bolsas eco-regenerativas. Estas se degradan sin dejar residuos tóxicos ni microplásticos, y, además, enriquecen el suelo al descomponerse. La propuesta de la empresa representa un esfuerzo por ir más allá del simple reemplazo de materiales, apostando por soluciones que beneficien realmente al planeta.

Sin embargo, para avanzar hacia un cambio efectivo, se requiere más que innovación tecnológica. Hace falta una transformación en las políticas públicas y en la mentalidad de los consumidores. La falta de regulación clara sobre qué productos son realmente biodegradables dificulta el avance. Aun así, el creciente interés por alternativas sostenibles y el compromiso de empresas conscientes podrían marcar el inicio de un cambio estructural en la lucha contra los microplásticos.

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