¿Puede ser la energía nuclear la solución al cambio climático?
La energía nuclear enfrenta críticas por sus emisiones ocultas y su capacidad limitada para combatir el cambio climático.
Las proyecciones de la iniciativa Global Carbon Project indican que las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) aumentarán un 4.9% en 2021 en comparación con el año anterior. Este incremento se atribuye principalmente al sector energético, que representa el 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero. En este contexto, la atención se centra en cómo transformar la producción de energía hacia opciones más sostenibles, con un enfoque especial en la energía nuclear como posible alternativa.
Los defensores de la energía atómica argumentan que es un recurso climático viable, presentándola como una tecnología de transición clave para mitigar el cambio climático. Sin embargo, aunque se promociona como una opción libre de emisiones, la realidad es más compleja. La producción de energía nuclear genera emisiones de CO2 en diversas etapas, desde la extracción y procesamiento del uranio hasta la construcción y desmantelamiento de las plantas. Expertos como Ben Wealer, de la Universidad Técnica de Berlín, subrayan que los defensores de esta energía no consideran adecuadamente estas emisiones.
El debate sobre las emisiones de la energía nuclear se complica aún más al evaluar su ciclo de vida completo. Si bien la energía nuclear genera menos CO2 en comparación con combustibles fósiles como el carbón y el gas, sigue siendo menos favorable que las energías renovables. Investigaciones recientes indican que la energía nuclear puede liberar hasta 29 veces más CO2 por kilovatio hora que la energía hidroeléctrica, lo que plantea serias dudas sobre su viabilidad como solución a largo plazo.
Además, las proyecciones indican que la expansión de la energía nuclear no contribuirá significativamente a la lucha contra el calentamiento global en un futuro cercano. La construcción de nuevas plantas nucleares es costosa y lleva mucho tiempo; los expertos advierten que el mundo necesita reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en la próxima década, una meta que la energía nuclear no puede alcanzar a tiempo. En este sentido, las energías renovables emergen como opciones más rápidas y rentables.
Aunque la energía nuclear podría parecer una alternativa atractiva para reducir las emisiones de CO2, su realidad es más compleja. Con costos elevados, un ciclo de vida que genera emisiones y problemas de aceptación pública, muchos expertos sugieren que invertir en energías renovables es la vía más efectiva para abordar la crisis climática. A medida que la industria nuclear enfrenta un declive y una mayor presión por los efectos del cambio climático, su papel en la estrategia de sostenibilidad global se vuelve cada vez más cuestionable.