Este químico que frena las llamas en Los Ángeles podría tener un gran impacto ambiental
El Phos-Chek, un retardante químico de color rojo, se ha convertido en una herramienta esencial para combatir los incendios en Los Ángeles, aunque su uso genera debate por posibles impactos ambientales.
Los devastadores incendios en Los Ángeles han llevado al uso intensivo de un retardante químico de color rojo brillante conocido como Phos-Chek. Este compuesto se dispersa desde cisterna de aviones sobre áreas afectadas, creando una barrera que ralentiza el avance del fuego y facilita su control.
El Phos-Chek está principalmente compuesto por agua y ventas similares a fertilizantes agrícolas, que alteran la combustión de la vegetación. El distintivo color rojo proviene del óxido de hierro, lo que permite a los equipos de emergencia identificar fácilmente las zonas tratadas desde el aire y en tierra. Con el tiempo, este color se desvanece debido a factores ambientales como la lluvia y el viento.
Al entrar en contacto con el fuego, las sales del retardante reaccionan químicamente, impidiendo que la celulosa de las plantas alimente las llamas. En lugar de arder, la vegetación tratada emite vapor de agua, enfriando el área y reduciendo la intensidad del incendio. Este proceso también deja una capa de carbono que aísla y limita el flujo de oxígeno, dificultando la propagación del fuego.
Sin embargo, el uso de Phos-Chek no está exento de controversias. Aunque ha sido aprobado por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos tras superar pruebas de seguridad ambiental, su aplicación está sujeta a regulaciones estrictas para minimizar posibles impactos negativos en el medio ambiente. Por ejemplo, se evita su dispersión sobre cuerpos de agua para proteger la fauna acuática, aunque existen excepciones en situaciones donde la vida humana está en riesgo.
La organización Empleados del Servicio Forestal por la Ética Ambiental demandó al Servicio Forestal de los Estados Unidos en 2022, acusandolos de violar las leyes de agua limpia al verter los químicos sobre los bosques. Argmentaron que la sustancia podría ser tóxica para la fauna acuática y no cumplir con su propósito de manera eficiente, afectando a la biodiversidad.
A pesar de estas preocupaciones, el Phos-Chek sigue siendo una herramienta esencial en la lucha contra incendios forestales en Estados Unidos. Desde 1963, se ha utilizado ampliamente para proteger comunidades y ecosistemas, demostrando su eficacia en la contención y control de incendios de gran magnitud.