Los leones son considerados ya una especie “vulnerable”.
La población de leones africanos ha sufrido una devastadora disminución del 90%, y su presencia se ha apagado en 26 naciones.
El pasado 10 de agosto, en el marco del día mundial del león, El Fondo Mundial para la Naturaleza levantó la voz sobre la preocupante situación del rey de la sabana africana. Este icónico felino, que juega un papel crucial en el equilibrio ecológico del continente, se encuentra en problemas debido a la acción humana y la degradación de su hogar natural.
A lo largo de los últimos cien años, la población de leones africanos ha sufrido una devastadora disminución del 90%, y su presencia se ha apagado en 26 naciones. La magnitud de esta pérdida es aún más alarmante al considerar que en tan solo un cuarto de siglo, la cantidad de leones salvajes se ha reducido a la mitad. Actualmente, su número oscila entre 20,000 y 30,000 individuos en su estado salvaje, distribuidos en apenas un décimo de su territorio histórico.
Los desafíos que acechan a estos majestuosos felinos son diversos y entrelazados. La expansión de la agricultura está resultando en la pérdida crítica de su hábitat, mientras que la competencia por recursos como la presa silvestre y la convivencia con comunidades ganaderas generan conflictos. A esto se suman el peligro constante de la caza furtiva, el tráfico ilegal y el comercio clandestino de sus partes, que abastecen mercados negros demandantes de cráneos, pieles, dientes y grasas.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha catalogado al león africano como una especie "vulnerable", un escalón antes de ser clasificado como "en peligro de extinción". Más allá de su imponente presencia, estos depredadores juegan un papel esencial en el ecosistema africano al regular las poblaciones de herbívoros, como cebras y jirafas.
A medida que se logra un mayor control en la lucha contra el tráfico ilegal de especies como tigres, rinocerontes y elefantes, emergen nuevas víctimas en esta sombría realidad. El león, símbolo de fuerza y majestuosidad, se enfrenta a amenazas implacables que pueden privar al continente africano de su equilibrio biodiverso y su esencia salvaje.