Europa se alza contra la deforestación y promueve la sostenibilidad de los bosques
Europa se compromete a impulsar la conservación de los bosques a través de un nuevo reglamento y proyectos de conservación.
Cada año, el planeta ve desaparecer 10 millones de hectáreas de bosques, una pérdida devastadora que conlleva graves consecuencias. La urgencia de gestionar de manera sostenible estos recursos se ha convertido en un imperativo ineludible para contrarrestar los efectos del cambio climático y detener la acelerada deforestación que amenaza su salud.
Los bosques sostenibles son aquellos que se manejan de manera que se garantiza la provisión de recursos sin comprometer sus otros usos y servicios. La sostenibilidad de estos ecosistemas es vital, ya que asegura su regeneración y contribuye a mantener la economía relacionada con su explotación.
De acuerdo con datos de la FAO, aproximadamente el 31 % de la superficie terrestre mundial está cubierta por bosques, de los cuales apenas la mitad permanece intacta. A medida que la deforestación avanza, el mundo se aleja de alcanzar la ambiciosa meta del Plan Estratégico de la ONU para los bosques, que busca aumentar en un 3 % la superficie forestal para el año 2030.
La Unión Europea (UE) se enfrenta a una responsabilidad significativa en la deforestación global, representando el 10 % de la misma a través de su consumo de ciertos productos. La Comisión de la UE ha señalado la urgente necesidad de abordar la deforestación y la degradación forestal a nivel mundial.
Esto ha llevado a la aprobación en junio pasado del nuevo Reglamento europeo contra la deforestación y la degradación (EUDR), que impactará a las empresas de la UE involucradas en la importación, producción, transformación, comercialización o exportación de productos derivados de siete materias primas.
El objetivo principal del EUDR es reducir al mínimo la contribución de la UE a la deforestación global, así como disminuir su huella de carbono y la pérdida de biodiversidad a nivel mundial. Este reglamento se dirige a garantizar que los productos asociados a la deforestación o degradación forestal no entren en el mercado de la UE, al tiempo que estimula la demanda de materias primas y sus productos derivados libres de deforestación.