
Proyecto Saguaro amenaza santuario de ballenas en México
El proyecto Saguaro, un gasoducto de 800 km y una planta de gas en Sonora, amenaza la biodiversidad del Golfo de California, hogar del 39% de los mamíferos marinos del mundo.

Un polémico megaproyecto energético pretende convertir las aguas del Golfo de California, conocido como el "Acuario del Mundo", en una ruta de exportación de gas natural licuado (GNL) hacia Asia. El plan, impulsado por la empresa Mexico Pacific, incluye un gasoducto de 800 km desde Texas hasta Sonora y una terminal de licuefacción en Puerto Libertad, con graves riesgos para la vida marina y las comunidades locales. La inversión, estimada en 15 mil millones de dólares, beneficiaría principalmente a consorcios extranjeros, mientras México asumiría los costos ambientales y sociales.
El Mar de Cortés alberga el 39% de los mamíferos marinos del planeta, incluyendo ballenas azules, jorobadas y la vaquita marina, en peligro de extinción. Científicos advierten que el tránsito de buques metaneros de 300 metros aumentaría las colisiones con cetáceos y contaminación acústica, alterando sus ciclos reproductivos y alimenticios. Un estudio de la Universidad Autónoma de Baja California Sur reveló que las rutas previstas atraviesan zonas críticas de apareamiento, lo que podría llevar al declive de poblaciones enteras.
Aunque la Marina autorizó concesiones, la Semarnat aclaró que no hay aval ambiental. Cinco amparos judiciales mantienen paralizada la obra desde 2018, mientras organizaciones denuncian que los estudios de impacto usados están desactualizados y omiten riesgos críticos. La Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) presentada corresponde a un proyecto de regasificación de 2006, no al actual de licuefacción, lo que viola la normativa vigente.
El gas provendría de Texas, extraído mediante fractura hidráulica (fracking), técnica que contamina acuíferos y emite metano. Organizaciones ambientales señalan que el proyecto agravaría el calentamiento global, contradiciendo los compromisos climáticos de México. Además, la quema de gas en mecheros durante la licuefacción generaría emisiones equivalentes a las de una central termoeléctrica, según datos de la Agencia Internacional de Energía.
Pescadores y cooperativas turísticas de Baja California Sur alertan que el tráfico marítimo industrial afectaría el avistamiento de ballenas, actividad que genera miles de empleos. "No hay compensación que justifique perder este patrimonio", afirma Carlos Mancilla de BCSicletos. La terminal también desplazaría a comunidades ribereñas que dependen de la pesca artesanal, sin que existan planes claros de mitigación.
El banco Santander y grupos como Mitsubishi evalúan financiar el proyecto, pero activistas piden su retiro. Mientras, la empresa insiste en que su diseño evita zonas sensibles, aunque expertos rechazan sus afirmaciones por falta de datos independientes. La campaña "¿Ballenas o Gas?", respaldada por 30 organizaciones, exige a las instituciones financieras desvincularse de este "ecocidio disfrazado de progreso".
Con la UNESCO observando el caso, la decisión final recae en el gobierno mexicano. Organizaciones exigen transparencia y priorizar la protección ambiental sobre intereses corporativos. "El Golfo no es zona de sacrificio", sentencia Vanessa Prigollini de MAREA. La presión ciudadana y los recursos legales aún pueden frenar el proyecto, pero el tiempo corre en contra de las ballenas.
