
Combustibles sostenibles: la apuesta clave de la industria aérea
La industria aeronáutica acelera su transición hacia la sostenibilidad con SAF, tecnología limpia y alianzas estratégicas. América Latina emerge como actor clave.

La aviación contribuye con el 2.5% de las emisiones globales de dióxido de carbono, un impacto que ha llevado al sector a replantear sus operaciones. Con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2050, las aerolíneas y fabricantes están invirtiendo en soluciones innovadoras, desde motores más eficientes hasta combustibles alternativos. Esta transformación no solo responde a exigencias ambientales, sino también a la presión de regulaciones internacionales y consumidores cada vez más conscientes.
Según cifras del Air Transport Action Group, en 2019 el transporte aéreo generó cerca de 915 millones de toneladas de CO₂, lo que refuerza la necesidad de acciones inmediatas. Guillaume Gressi, vicepresidente de Airbus para América Latina, señala: "la tecnología es fundamental, pero no es suficiente. Debemos trabajar en múltiples frentes para lograr una aviación sostenible". Agrega que, sin una estrategia integral, los avances tecnológicos por sí solos no garantizarán las metas climáticas del sector.
Uno de los pilares más prometedores son los Combustibles Sostenibles de Aviación (SAF), capaces de reducir emisiones hasta en un 80%. A pesar de que hoy representan menos del 1% del consumo total, su escalamiento es prioritario. América Latina, con su vasta capacidad de producción de biomasa, se perfila como un actor estratégico en este mercado. Brasil, Colombia y Chile ya han dado los primeros pasos con marcos normativos que incentivan su desarrollo.
Además de los SAF, la modernización de infraestructuras y la colaboración entre gobiernos y empresas son claves. Airbus, por ejemplo, ya utiliza un 15% de estos biocombustibles en sus operaciones y planea recortar sus emisiones en un 63% para 2030. Para lograrlo, la compañía también está optimizando rutas de vuelo y adoptando energías renovables en sus plantas de producción.
El compromiso es global: la firma europea, junto a la OACI, impulsará estudios en Argentina, Perú y Panamá para evaluar la viabilidad de los SAF. Si bien el desafío es grande, la región tiene la oportunidad de convertirse en un hub de energía limpia para la aviación mundial. Expertos coinciden en que, con inversión y cooperación regional, Latinoamérica podría abastecer hasta el 10% de la demanda global de SAF en la próxima década.
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