
El lavado excesivo de ropa amenaza los océanos y el clima
El lavado excesivo de ropa libera microplásticos, consume energía y agua, y agrava la crisis climática. Expertos y gobiernos proponen reducir la frecuencia para proteger el medio ambiente.

El lavado de ropa, una práctica cotidiana, se ha convertido en un tema de discusión global por sus impactos ambientales. Aunque la higiene es esencial, el exceso de lavados contribuye a la contaminación por microplásticos, el consumo desmedido de agua y energía, y la emisión de gases de efecto invernadero. La pregunta ya no es solo si la ropa está sucia, sino si es realmente necesario lavarla tan frecuentemente.
La moda rápida y las presiones sociales han fomentado un ciclo de lavado constante, pero esto choca con las urgentes necesidades ecológicas. Estudios revelan que cada lavado de prendas sintéticas, como las de poliéster, libera cientos de miles de microfibras que terminan en los océanos, afectando gravemente a los ecosistemas marinos. Además, el proceso consume recursos valiosos, agravando la crisis climática.
En 2025, Francia propuso pautas para reducir el lavado, sugiriendo, por ejemplo, lavar los jeans solo una vez al mes. Estas recomendaciones buscan equilibrar la higiene con la sostenibilidad, pero han generado controversia. Muchos cuestionan si es posible mantener estándares de limpieza aceptables mientras se reduce el impacto ambiental.
Expertos en cuidado de prendas respaldan estas medidas, afirmando que muchas prendas no requieren lavados frecuentes. Recomiendan alternativas como airear la ropa, tratar manchas específicas y usar ciclos de lavado más cortos y fríos. Estas prácticas no solo protegen el medio ambiente, sino que también prolongan la vida útil de las prendas.
El debate sobre el lavado de ropa refleja un conflicto más amplio entre los hábitos de consumo modernos y la necesidad de adoptar prácticas sostenibles. Reducir la frecuencia de lavado no solo es una cuestión de higiene, sino un paso crucial hacia un futuro más ecológico y consciente.
