La lluvia puede intensificar el impacto de los incendios forestales
Aunque la lluvia puede reducir la intensidad del fuego al humedecer la vegetación, también puede arrastrar contaminantes, provocando “lluvia negra” y contaminación adicional.
Los incendios forestales en Brasil, Bolivia y Paraguay están generando una crisis ambiental sin precedentes, afectando a países vecinos como Argentina y Uruguay. Con un aumento dramático en los focos de incendio y vastas áreas devastadas, la situación ha llevado a la preocupación sobre si la lluvia puede mitigar los efectos de estos desastres naturales. Sin embargo, el impacto de las precipitaciones en los incendios no es tan claro como se podría esperar.
Durante la primera quincena de septiembre de 2024, Brasil ha registrado más de 37,000 focos de incendio, duplicando la cifra del año anterior, según Agencia Brasil. En Paraguay, los incendios han consumido más de 318,000 hectáreas. Bolivia enfrenta una situación igualmente alarmante con alrededor de 4 millones de hectáreas quemadas este año, lo que ha llevado al gobierno a declarar una alerta sanitaria por la alta contaminación del aire.
Aunque la lluvia puede contribuir a la "limpieza" del aire al capturar y arrastrar partículas de humo y contaminantes, no siempre resulta beneficiosa. La lluvia puede disolver las cenizas y hollín de los incendios, generando lo que se conoce como “lluvia negra”, la cual puede contaminar aún más el agua y el suelo. Aunque el riesgo de lluvia ácida debido a los incendios es bajo, la interacción con contaminantes industriales puede exacerbar el problema.
El efecto de la lluvia sobre los incendios forestales es ambivalente. Las precipitaciones pueden reducir la intensidad de los incendios al humedecer el combustible vegetal, dificultando la propagación del fuego. Sin embargo, la eficacia depende de varios factores, como la intensidad del fuego y la cantidad de lluvia, por lo que no siempre es suficiente para extinguir completamente los incendios.
Los incendios forestales dañan el suelo, reduciendo su capacidad para absorber agua, lo que puede intensificar los problemas cuando las lluvias llegan después del desastre. Este fenómeno puede provocar inundaciones repentinas y erosión en las áreas afectadas, complicando aún más la recuperación del entorno devastado. La situación en Sudamérica destaca la necesidad de abordar los incendios y sus efectos de manera integral para proteger la salud y el medio ambiente.