¿Son las algas marinas la clave para combatir el cambio climático?
Estudios sugieren que las algas marinas pueden capturar CO2, pero enfrentan incertidumbres sobre su eficacia y posibles impactos ecológicos.
El uso de algas para mitigar el cambio climático ha captado la atención global como una estrategia innovadora para reducir los niveles de CO2 en la atmósfera. Diversos estudios y proyectos están investigando cómo estas plantas marinas pueden ser aprovechadas para secuestrar carbono y ofrecer múltiples beneficios ambientales. Sin embargo, aún no se conoce ciertamente su potencial.
Una iniciativa prominente es el experimento de Running Tide, que planea liberar millones de boyas sembradas con algas en el océano. Estas boyas están diseñadas para hundirse en el fondo marino, donde el carbono contenido en las algas podría permanecer almacenado durante hasta 800 años. Sin embargo, el impacto real de este método aún es incierto, dado que nunca se ha implementado a esta escala.
A pesar de este potencial, los estudios recientes han planteado importantes dudas. Investigaciones del programa ARPA-E del Departamento de Energía de EE. UU. sugieren que las algas marinas podrían no ser tan efectivas en la captura de carbono como se pensaba inicialmente. Según estos estudios, las hojas de algas liberan carbono disuelto que puede ser consumido por microorganismos marinos, lo que reduce la cantidad de carbono que se almacena realmente. Esta liberación de carbono durante la descomposición podría contrarrestar los beneficios esperados del hundimiento de algas.
Además, un comité de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina recomendó una inversión de 235 millones de dólares en la investigación de esta técnica de captura de carbono, mientras que otro grupo de científicos propuso una cifra aún mayor. Estas inversiones subrayan la importancia de evaluar a fondo el potencial de las algas. Sin embargo, algunos científicos marinos, han pedido una moratoria sobre esta práctica, argumentando que podría no tener el impacto deseado y podría perturbar los ecosistemas oceánicos.
A pesar de estos desafíos, la investigación continua es crucial para determinar la viabilidad de las algas como herramienta contra el cambio climático. Aunque las algas tienen el potencial de ofrecer una solución innovadora, es esencial abordar las incertidumbres y riesgos asociados para maximizar su efectividad y minimizar impactos negativos.