¿Es la compensación de carbono una verdadera solución a la contaminación de las empresas?
Una investigación reveló que algunos créditos de compensación de carbono no representan reducciones reales de emisiones.
A medida que el cambio climático se hace cada vez más evidente, las empresas han empezado a priorizar la reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero. En este contexto, el concepto de "neutralidad de carbono" ha ganado popularidad, impulsando a muchas empresas a invertir en compensaciones de carbono. Sin embargo, estos esquemas han sido objeto de críticas crecientes, con estudios recientes que señalan que muchas compensaciones no generan beneficios reales.
Desde 1997, con la implementación del Protocolo de Kioto, se establecieron mecanismos flexibles para la reducción de emisiones, incluyendo el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), que permite a las empresas financiar proyectos de reducción de emisiones en países en desarrollo. Estos proyectos abarcan desde energías renovables hasta la gestión forestal.
Sin embargo, el MDL, y en particular los proyectos bajo el esquema REDD+ destinados a la conservación de bosques, han sido cuestionados por su efectividad y por posibles impactos negativos en las comunidades locales.
En enero de 2023, una investigación realizada por The Guardian, Die Zeit y SourceMaterial reveló que el 94% de los créditos REDD+ certificados por la organización Verra no representan reducciones reales de emisiones, catalogándolos como "créditos fantasma".
Este hallazgo ha generado un fuerte debate sobre la validez de las compensaciones de carbono y ha provocado un estancamiento en el mercado voluntario. La investigación también destacó que muchas grandes corporaciones, como Disney y Shell, han comprado estos créditos de dudosa eficacia, exacerbando las críticas al sistema.
Algunos expertos abogan por la eliminación del sistema de compensaciones voluntarias, otros creen que, con una regulación más rigurosa, estas pueden seguir siendo una herramienta válida. Lo que es claro es que la transparencia y la verificación científica serán esenciales para cualquier futuro esquema de compensación de carbono que aspire a contribuir realmente a la lucha contra el cambio climático.