La UE lanza una nueva estrategia para combatir la contaminación atmosférica
El plan “Contaminación Cero” busca reducir en un 55% las muertes por partículas finas y disminuir en un 25% las áreas de ecosistemas afectados por nitrógeno.
La contaminación del aire sigue siendo el mayor riesgo para la salud de los europeos, causando cada año cerca de 240,000 muertes prematuras, según datos recientes de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). Aunque las cifras representan una disminución del 45% en comparación con 2005, el impacto de las partículas finas, el ozono y el dióxido de nitrógeno continúa siendo devastador tanto para las personas como para los ecosistemas.
Hoy entra en vigor la nueva Directiva de la Unión Europea (UE) sobre calidad del aire, un esfuerzo clave que busca ajustar las normas de emisión a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) antes de 2030. Este marco también incluye la regulación de contaminantes adicionales como las partículas ultrafinas, el carbono negro y el amoníaco.
Según la AEMA, las partículas finas son una mezcla de sólidos y gotas líquidas que pueden ser emitidas directamente o formarse tras reacciones químicas en la atmósfera. Estas partículas, particularmente las menores de 2.5 micrómetros, representan el mayor peligro para la salud humana al estar vinculadas con enfermedades cardiovasculares y respiratorias. En 2022, al menos 239,000 muertes en la UE se atribuyeron a la exposición a estos contaminantes por encima de los niveles recomendados por la OMS.
Además, el ozono troposférico y el dióxido de nitrógeno también son responsables de graves consecuencias para la salud. Durante el mismo año, estas sustancias causaron 70,000 y 48,000 muertes adicionales, respectivamente. La AEMA subraya que muchas de estas muertes podrían haberse evitado si los estándares de la OMS se hubieran cumplido.
Los efectos de la contaminación del aire no se limitan a las personas. La vegetación y los ecosistemas también sufren consecuencias significativas. Aproximadamente el 73% de los ecosistemas europeos estuvieron expuestos a niveles perjudiciales de contaminación en 2022, especialmente debido al nitrógeno presente en el aire. Este elemento altera la biodiversidad vegetal, afectando qué especies pueden crecer en determinadas áreas.
La contaminación por ozono también impacta en la producción agrícola, causando daños que se traducen en pérdidas económicas de al menos 2,000 millones de euros al año. Además, el 62% de los bosques europeos excedieron los niveles críticos de ozono, lo que compromete su salud y capacidad de regeneración.
El plan de acción “Contaminación Cero” de la UE establece metas ambiciosas, como reducir en un 55% las muertes por partículas finas y disminuir en un 25% las áreas de ecosistemas afectados por nitrógeno antes de 2030. Si bien los avances en la reducción de las emisiones de dióxido de azufre han sido significativos, el progreso en otras áreas, como el control del nitrógeno, se encuentra rezagado.
La entrada en vigor de la nueva Directiva sobre calidad del aire marca un paso importante en la lucha contra la contaminación atmosférica en Europa. Sin embargo, alcanzar los objetivos propuestos requerirá un compromiso decidido por parte de los Estados miembros, así como la implementación de tecnologías innovadoras y una mayor concienciación ciudadana. Solo a través de estos esfuerzos conjuntos se podrá garantizar un aire más limpio y saludable para las generaciones futuras.