Los restos del café molido pueden ser clave para un futuro sostenible
Un reciente estudio arrojo un sorprendente descubrimiento: los restos de café pueden ayudar a la creación de hormigón
Cada año, unos 10 000 millones de kilogramos de residuos se derivan de los desechos de café que se consume en todo el mundo, pero un reciente estudio publicado en el Journal of Cleaner Production ha arrojado luz sobre una solución sorprendente para combatir aprovechar estos residuos en la creación de hormigón.
Según la investigación, se podría lograr un hormigón un 30% más resistente incorporando residuos de café carbonizados en la mezcla. Esta innovación promete abordar varios desafíos ambientales al mismo tiempo, ya que la descomposición de residuos orgánicos en vertederos genera metano, un gas con un potencial de calentamiento global 21 veces mayor que el dióxido de carbono.
El equipo de científicos subraya la creciente demanda de hormigón en la industria de la construcción a nivel mundial, lo que conlleva la extracción insostenible de arena natural de lechos y orillas de ríos, provocando un impacto ambiental significativo.
Según el ingeniero del RMIT Jie Li, "mantener un suministro sostenible de arena es un desafío debido a la finitud de los recursos y los impactos ambientales de su extracción". El enfoque de economía circular podría ayudar a preservar los recursos naturales al mantener los residuos orgánicos fuera de los vertederos.
Sin embargo, no se puede agregar directamente café a la mezcla de concreto debido a las sustancias químicas que debilitarían el material. Para abordar este problema, el equipo llevó a cabo un proceso de pirolización, calentando los residuos de café a más de 350°C sin oxígeno, lo que resultó en un biocarbón poroso y rico en carbono. Este material se puede incorporar en la matriz del cemento, permitiendo una solución sostenible para la industria de la construcción.
Aunque el proceso ha demostrado ser prometedor, aún se necesita evaluar la durabilidad a largo plazo del hormigón de café y cemento. Los científicos están trabajando en pruebas que evaluarán su comportamiento bajo estrés cíclico, con la esperanza de que esta innovación pueda convertirse en una opción viable para un futuro más sostenible en la construcción.