Residuos plásticos invaden las playas de Galicia, España
Las costas gallegas se han visto inundadas de diminutos plásticos denominados pellets luego de que un buque perdió 6 contenedores en el mar.
Desde el pasado mes de diciembre, las costas gallegas han sido testigo de una creciente invasión de pellets de plástico, desencadenada por la pérdida de carga del barco Toconao frente a las costas del norte de Portugal.
Los pellets son diminutas bolas de plástico, también conocidas como nurdles o lágrimas de sirena, con unos pocos milímetros de diámetro. Utilizados como materia prima en la fabricación de diversos productos de plástico, estos pequeños granulados son livianos y se dispersan fácilmente en el entorno, especialmente en la arena de las playas.
A pesar de los primeros hallazgos el 13 de diciembre, la Xunta de Galicia no activó su plan de contingencia hasta el 5 de enero, generando controversias sobre la falta de comunicación oficial. Inicialmente, el presidente gallego, Alfonso Rueda, justificó la demora, pero posteriormente rectificó, elevando la emergencia al nivel dos y solicitando ayuda al Gobierno central.
En las primeras semanas sin plan de contingencia activado, los ayuntamientos afectados asumieron la limpieza de las playas. Voluntarios se movilizaron para retirar las diminutas bolas dispersas, mientras el Gobierno gallego minimizaba el riesgo basándose en un informe cuestionado. Además, la empresa Bedeko Europe, responsable de los pellets, se desvincula del incidente, atribuyendo la responsabilidad a la empresa de transporte Maersk, que niega que los contenedores perdidos contenían sustancias peligrosas.
El origen del problema se remonta al 8 de diciembre de 2023, cuando el buque Toconao perdió seis contenedores cargados con pellets plásticos frente a las costas de Portugal. A medida que la contaminación se extendía por la costa gallega, el episodio ha revelado la falta de coordinación entre las autoridades y generada preocupación sobre los riesgos para la fauna marina. Por su parte, diversos biólogos advierten sobre los posibles efectos nocivos de los pellets, mientras la Xunta insiste en que no representan un peligro.